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Lugares de interés en Badolatosa

El Museo del Río Genil es un espacio de interpretación de los múltiples aspectos que rodean a este importante río andaluz dentro del marco de la Ruta del Tempranillo, haciendo especial hincapié en su riqueza natural y su tradición histórica.

CINCO SALAS TEMÁTICAS en las que se conjugan luces tenues, oscuridad, el sonido del agua, frases poéticas… una atmósfera que nos lleva a dar un paseo lleno de sensaciones, recorridos a lo largo del trazado del río, proyecciones audiovisuales que nos trasladan al entorno de la ribera del Río Genil. Gentes de Badolatosa y de los pueblos cercanos narran que el río era el eje de su vida cotidiana, el trabajo de los arrieros, el papel que desempeñan las huertas, la pesca, las consecuencias de las riadas e inundaciones, etc…

SALA 1ª: EL RÍO, FUENTE DE INSPIRACIÓN. 
En esta sala el visitante se halla inmerso en un escenario de sosiego, proporcionado por el fluir del río, el giro de una noria que se eleva, el sonido de los troncos flotando sobre sus aguas... 
SALA 2ª: ASÍ ES NUESTRO RÍO. 
En este ámbito el visitante podrá observar una maqueta gigante en la cual, a golpe de vista, puede dominar con su mirada el curso del río a través de su paso por los municipios que baña con sus aguas, cuencas y afluentes. 
SALA 3ª: LA MEMORIA DEL RÍO. 
Los habitantes de Badolatosa y de las poblaciones cercanas nos narran en primera persona las anécdotas de unas vidas ligadas al río Genil, historias que han marcado el modo de vida de las poblaciones de la ribera. 
SALA 4ª. EL DOMINIO DEL RÍO. 
En el recorrido de esta sala se pueden observar unos telones expositivos donde ilustran cómo el hombre se alía con el río para sacar el máximo partido de sus recursos. Huertas, presas, norias, fuentes industrias... 
SALA 5ª: UN VARIADO PAISAJE 
En este último sector el visitante conocerá la diversidad medioambiental de la cuenca del río Genil, imágenes y leyendas que muestran los diferentes ecosistemas que podemos encontrar a lo largo de su recorrido. 

Se encuentra situada en la parte alta de la localidad, no podemos afirmar con seguridad su año de construcción, ya que no tenemos conocimiento de archivos, ni datos sobre ello. El dato más preciso del que tenemos conocimiento, se encuentra en el archivo de la parroquia en el apartado de deflinciones y que en cl libro primero tiene anotado como el primer servicio religioso para un difunto, el día 25 de mayo de 1683, por lo que podemos suponer que la fecha de construcción file anterior a este año 1.660-1.670.


La Iglesia de Nuestra Señora del Socorro está compuesta por tres naves separadas por pilares, siendo la del centro más larga que las otras dos, cubiertas por bóvedas de medio cañón y donde se cruzan para formar la cruz latina cubierta con una cúpula apoyada sobre pechinas. Al fondo de la nave central derecha se encuentra la sacristía. En el altar mayor existe un retablo barroco del siglo procedente de la Iglesia de la Victoria de Estepa, en el que se sitúa la Patrona del pueblo. Nuestra Señora del Socorro, obra del escultor Buiza. En las naves laterales existen capillas que contienen imágenes interesantes como son: Jesús Nazareno del siglo XVIII de la escuelas antequerana, la Virgen de los Dolores también de la misma época, una imagen de San José y un Cristo Yacente también del siglo XVIII, la talla más interesante es un Cristo Crucificado del siglo XVI. Dejando a un lado el innegable valor artístico e histórico del edificio, debemos señalar que en la iglesia se encuentra un lienzo en miniatura que reproduce la "Santa Sindone", se conserva en una arqueta policromada en oro, esta copia es un lienzo en seda carmín, de unos 60 cms. de largo que presenta en un dobles la parte facial de una figura humana análoga a la de la "Santa Sindone" de Turín.


Hay una inscripción que dice: IL VERISSIMO RITRATO DEL SANTISSIMO SUDARIO DE NOSTRO SALVATORE GIESU CHRISTO.
En el extremo izquierdo se lee la firma de su autor: Gio Batista Fantino, y en el derecho otra que dice: Con privilegio de S.A.R. en Tormo.
Este lienzo del que existen muy raras copias le fue enviado como regalo al padre Blas de Benjumea, natural de Badolatosa por el religioso franciscano, Andrés de la Barrera desde Roma durante el pontificado de Su Santidad Clemente X, en el año de 1.674.


El padre Benjumea donó este lienzo a la parroquia de su pueblo Badolatosa, junto con un incensario de plata y un copón de planta dorado, que aún se conservan, así como unas puertas para la iglesia parroquial, éstas no llegaron a instalarse por que en Estepa se las quedaron los padres franciscanos de aquel monasterio para su uso.

El Paraje Natural de Cordobilla está formado sobre el Genil, con una amplitud de 1.460 Hectáreas. Se encuentra situado en el Pantano de Cordobilla y se puede acceder a él a través de la carretera que une Badolatosa con Puente Genil. Este paraje se encuentra rodeado por terrenos agrícolas, zona en la cual los cultivos predominantes son el olivar, el cereal y algunos otros cultivos de regadío.

El pantano, se asienta en un relieve suave y abierto y sus orillas están cubiertas de abundante vegetación, entre la que destaca los carrizos, espadañas y las cañas, mientras que sus riberas sirven de refugio a una abundante fauna acuática. La mayor parte del embalse tiene poca profundidad lo que ha permitido la aparición de vegetación dentro del mismo cauce, así, podemos encontrar un bosque de tarajes en las desembocaduras de los ríos Anzur, Lucena y Genil.

En el embalse existe una amplia gama de aves acuáticas, así es frecuente ver al calamón, la grulla, la cigüeñuela y el andarríos chico. También las garzas aprovechan para capturar peces en sus orillas, estando presentes la garza real, la imperial, el martinete, el avetorrillo la garcilla bueyera. Es destacable la temperatura moderada por la brisa que a sierra brinda incluso en los meses estivales.

Se encuentra entre los términos municipales de Jauja y Badolatosa, sobre una superficie de 519 Hectareas al que se puede acceder a través de la carretera que une a Badolatosa con Corcoya. Malpasillo está formado sobre el río Genil y tiene un relieve escarpado y se asienta sobre suelo formado por margas yasíferas.

En la vegetación de su rivera hay que destacar la abundancia de carrizos, juncos, espadañas y matorral mediterráneo de labiadas y leguminosas en las laderas y algunos narcisos primaverales en los roquedos. Este paraje constituye el marco idóneo para el calamón, pudiéndose encontrar también a el malvasía. Entre las anáticas más abundantes se encuentran el azulón o pato real, el pato colorado, el cuchara y el aguilucho lagunero. En invernada se produce una gran concentración de aves acuáticas. Esta área ha sido catalogada asimismo como Zona de Especial Protección para las Aves.

Lugares de interés en Corcoya

Sobre esta Iglesia son muy escasos los datos históricos, tan sólo que anteriormente era el santuario dedicado a San Isidro y que fue elevada a parroquia de la Virgen de la Fuensanta en 1783. Su origen como santuario se manifiesta claramente en su arquitectura, representativa de este tipo de construcciones de entre los siglos XVI y XVII. En su interior destaca la imagen de la patrona de Corcoya, la Virgen de la Fuensanta, que se encuentra en esta Iglesia hasta el día de su romería en septiembre, cuando es trasladada a la Ermita de la Fuensanta.

Podemos destacar la Ermita dedicada a la Virgen de la Fuensanta, a la que se le comenzó a rendir culto en el año 1.383 después de una aparición de la Virgen. En un primer momento fue una pequeña gruta cercana a la actual ermita en donde se encontraba la imagen de la Virgen, en la actualidad la ermita existente fue construida a mediados del siglo XVII.

Parece ser que todos los santuarios han nacido de la convergencia de tres imprescindibles circunstancias. Estar en el campo, haber aparecido una imagen en alguna cueva o árbol, y haberse dado además un hecho prodigioso que haya atraído hasta allí a gran número de peregrinos.

La aparición de una imagen tiene fácil explicación: Los cristianos las escondian en lugares ocultos para protegerlas de la profanación de los musulmanes en tiempos de la reconquista. Y, antes o después, algún pastor, único conocedor de los vericuetos que llegaban a parajes tan inhóspitos, daba con ellas.

Se cuenta que en 1.384, un vecino de Badolatosa, buscando un médico que fuera capaz de curarlo, pasó por estos andurriales y se le apareció la Virgen, que le dijo como sanaría de sus males; bebiendo del agua del arroyo y bañándose en él. Lo hizo y lo sanó. Ya no siguió adelante, sino que regresó a su pueblo y comentó entre los vecinos lo ocurrido. A partir de entonces se inició la peregrinación al lugar, pero la Señora no volvió a aparecer.

Un pastor de Alameda, Francisco Gómez, que venía observando cierto resplandor en un lentisco sin darle importancia, cuando el día, 8 de Septiembre del mismo año, notó que dicho resplandor aumentó de intensidad, y se acercó, encontrando entre las ramas del lentisco la actual talla de la Virgen. No la cogió por miedo, pero se lo dijo al cura de su pueblo, quien con algunos acompañantes se dirigió al lugar y se llevo la imagen a su iglesia.

Cuentan que la Virgen desapareció del templo y se volvió al lentisco. Se la llevaron después a Badolatosa con el mismo resultado. Entonces se pensó que seria su voluntad quedarse allí, y le levantaron una Ermita.

Desde entonces, los fieles de Badolatosa, continuaron su peregrinar para impetrar su protección o agradecer favores recibidos.

La primitiva Ermita se sustituyó por la actual en 1.671 contruida con la financiación de los devotos y del Marqués de Estepa. Merece especial mención la peregrinación multitudinaria ocurrida en el año 1.909.

Se conservan aún hoy las cuevas que el Tempranillo utilizaba para esconderse los días que venía a visitar a la Virgen de la Fuensanta y al santero a la Ermita de Corcoya, y suponían el lugar ideal para refugiarse en los momentos en los que acechaba el peligro. 
Estas cuevas están situadas junto a la casa del santero, no muy profundas, pero acogedoras y situadas en un lugar inhóspito como es este del entorno de la Ermita de la Fuensanta, dentro del Paraje Natural de Malpasillo.

El arroyo del Pontón está situado muy cerca de la Ermita de la Fuensanta, y lo más característico de éste no es su profundidad, sino la pequeña gruta que existe en uno de sus tramos, producto de la unión de dos de los lados de las sierras que lo forman.

Cuenta la leyenda que la Virgen de la Fuensanta unió los dos lados de la sierra para que una mujer con su hijo a punto de morir pudiera pasar para ir a visitar al médico que había en Alameda, de manera que formó un pasadizo entre las dos sierras que permitió el paso de esta mujer de un lado a otro. Este suceso se fecha en 1579, y desde entonces bajo este pasadizo se encuentra una pequeña gruta de una gran belleza, tanto por su estructura como por la pincelada de frescor que aporta el agua del arroyo que atraviesa este paraje.